UN PEQUEÑO GESTO.

En 2019, en el triatlón de Riaza, nos las prometíamos muy felices (véase fotos de ilusión colectiva en épocas pre confinamiento). Lo cierto es que pasamos un gran día, aunque unos mejor que otros. Lo recordaremos por el accidente de Fernando. Yo estaba casi más tenso por él que por mí. Le había visto dedicarle tanto esfuerzo e ilusión que cuando nos deslumbró con su neopreno HUUB pasando calor antes de meterse al agua me puse nervioso por él. Lo que ocurrió después es historia. Historia de TRIBOOST.

Os contaré una historia. Aquel día Fernando no fue el único desgraciado. En la modalidad de half, competía un chico (además de Kike) que se llamaba Victor Arroyo. Tuvo un percance en el segmento de natación: le entró agua en ambos lados de las gafas, no se las quitó ni se las recolocó. Cuando terminó los 1.900 metros estaba prácticamente ciego y con un dolor de ojos insoportable. La explicación que le dieron sus médicos es que el agua dentro de la gafa le hizo un efecto lupa e hizo que los rayos del sol incidieran sobre sus córneas provocándole un daño severo en las mismas.

Como oftalmólogo (aunque ya no me dedique a ello) no daba crédito. Un atleta, que vive el triatlón como algo muy serio, que estaba preparándose para participar en el IRONMAN Hamburgo, doy por sentado que cuenta con equipamiento y material de primera. Algo raro debió ocurrir. Mala suerte nivel Dios.

Después de consultar el caso con compañeros especialistas en óptica, y con especialistas en superficie ocular y córnea, creo que lo que le ocurrió solo se puede explicar si las gafas de natación no estaban en perfecto estado. He buscado bibliografía médica relacionada y no hay ni un solo caso publicado que sea parecido. Contacté con él vía redes sociales para interesarme por el material que usó y valorar sus informes oftalmológicos, con la intención de arrojar luz a este escenario (sólo así podríamos, quizás, evitar otra desgracia similar) pero no tuve suerte y no me respondió.

En mi humilde opinión, lo que ocurrió solo es posible si las gafas estaban arañadas perdiendo la capa de filtros de rayos UVA y UVB.

Una lección de vida que aprendí de Jesús es que “el postureo es importante”. Invertimos en cascos aeros, extensiones más ligeras, roldanas de cerámica, nos gastamos 200 pavos en unas zapas… todo eso lo vemos como algo natural… en cambio… ¿cuántas veces hemos cambiado de gafas de natación en los últimos años? Andrés esta pregunta es retórica, no va para ti.

Un pequeño gesto como renovar las gafas de natación periódicamente no te hará mejorar tu marca pero si te puede ahorrar un disgusto. Todas las gafas (que no sean imitación y de procedencia dudosa) tienen ya su filtro de protección solar incorporado y homologado pero es posible que se deteriore con el tiempo y que desde fuera la gafa no aparente estar dañada.

Aunque también puedes pararte durante la carrera, evacuar el agua de las gafas, y seguir.

Nacho Genol

Oftalmólgo y «El Moisés de Arganzuela»